LA APNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO COMO PROBLEMA DE SALUD
- Clínica del Sueño
- 16 mar 2018
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El síndrome de apnea e hipoapnea obstructiva del sueño (SAHOS) es el más frecuente de los trastornos respiratorios del sueño que afecta tanto a adultos como a niños(1-4). Este trastorno se origina por la oclusión intermitente y repetitiva de la vía aérea superior, lo que determina el cese completo (apnea) o parcial (hipoapnea) del flujo aéreo(1). Ello conduce a cuadros de hipoxemias recurrentes que conducen a la ruptura de la arquitectura normal del sueño, con repercusión en la homeostasis cardiorrespiratoria(1, 5, 6), es decir, en los mecanismos de regulación cardiovascular y respiratoria.
Actualmente el SAHOS, se considera un problema de salud pública de gran trascendencia, debido en lo fundamental a que su principal manifestación clínica, la hipersomnia diurna, entre otras(3, 7, 8), tiene un importante impacto familiar, laboral y social; donde este último, involucra un deterioro de las relaciones personales, absentismo laboral, accidentes laborales, de tráfico, entre otras(8).
Particular importancia se le brinda a las complicaciones cerebrales y cardiovasculares derivadas de este trastorno, que se concreta en accidentes de tipo isquémico, insuficiencias cardiaca congestivas, arritmias cardiacas; y otras más sutiles, pero no menos importantes son el deterioro de la memoria, la atención, confusión nocturna y de la concentración(4).
La presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) se ha erigido como el tratamiento estándar para el SAHOS, capaz de revertir sus manifestaciones y evitar las complicaciones asociadas. Desde el punto de vista epidemiológico, los estudios realizados indican que hay una relación entre las apneas del sueño no tratadas y el deterioro en la calidad de vida, la aparición de complicaciones cardiovasculares, cerebrovasculares, y un exceso de mortalidad(9, 10), incluyendo un incremento del riesgo de muerte súbita hasta de 2,5 veces(11).
Se estima que la SAHOS tiene una elevada prevalencia a nivel mundial. Estudios recientemente realizados en México han encontrado cifras que oscilan, entre un 4 y un 6 % en los varones y alrededor de un 2 % en las mujeres para la población adulta(3, 12), y entre 1 a 3 % en las edades pediátricas(13, 14). Los valores antes expuestos pueden multiplicarse hasta por 10 veces en subgrupos especiales como los obesos(14-17), en los mayores de 65 años, hipertensos(18-20), circunferencias del cuello mayor de 44, diabetes mellitus(23-25), el alcoholismo(26-28), entre otros. Aunque se considera que existe un alto por ciento de pacientes que no pueden ser diagnosticado, debido en lo fundamental a la no siempre disponibilidad y posibilidad de realizar un estudio polisomnográfico(29). Para paliar esta situación se suele recurrir o complementar con una evaluación subjetiva como la escala de somnolencia de Epworth(30). Sin embargo, esta escala de evaluación no permite definir un diagnóstico de certeza, pues solo es viable mediante la poligrafía respiratoria o la polisomnografía, que además, contribuye a determinar su nivel de severidad, y hacer el diagnóstico diferencial con otros trastornos.
En suma, los eventos de obstrucción intermitentes de las vía aérea durante el sueño, muy frecuente en la población general, conducen a episodios de hipoxemia, cambios de presión intratorácica y activación del sistema simpático; los que conducen a un aumento de la presión arterial sistémica, y de forma crónica conducen a disfunción endotelial, arritmias cardíacas, hipertensión arterial sistémica diurna sostenida, hipertensión pulmonar e insuficiencia cardiaca. El diagnóstico oportuno y su tratamiento con presión de aire positiva continua (CPAP_inglés) podrían revertir las complicaciones del SAHOS.
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